domingo, 3 de marzo de 2013

Berlanga , in memoriam

1 Marzo
Como novedad hoy nos hemos dado una ducha en medio del desierto, nosotros y los camellos, gracias a un pozo de aguas sulfurosas y con olor a huevos podridos, en España pagamos por eso en los balnearios, "spa" que se dice ahora.
Por lo demás vamos de llanura en llanura y hoy hemos hecho más de treinta y siete kilómetros.
Son llanuras de un par de kilómetros de diámetro rodeadas de dunas. Desde el cielo debe semejar una malla. Imagino que el viento las barre y acumula la arena en dunas alrededor suyo.
2 Marzo
Otro fallo que casi nos cuesta un disgusto, hemos perdido el contacto con el camellero y las bestias que llevan la comida y el agua. Hemos caminado treintena y dos kilómetros sin poder comer en condiciones, nos reencontramos justo cuando se nos acabó el agua.
Acampamos a diez kilómetros de un pueblo. Mañana será un día especial.
3 Marzo
Los de la KBS han pactado con los del pueblo un recibimiento al estilo "hospitalidad beduina" con algún acuerdo económico de por medio. Yo además de llanura en llanura voy de sorpresa en sorpresa.
Sobre las once llegamos al pueblo nos recibe el jeque que nos ofrece una abundante comida, me doy un homenaje y luego me entero que sólo es un aperitivo. No hay cubiertos pero esto lo contaré en la próxima entrada "La mano impura".
Nos alojan a todos en una casa. Necesitamos una ducha urgente pero los de la televisión nos piden que no lo hagamos hasta después de rodar el recibimiento está tarde, ya lo he comentado esto de la tele tiene su precio, después de tantos días sin higiene que importan unas horas más, al menos me puedo lavar las manos y aclarame la cara.
No han pasado dos horas desde la comilona que nos hemos dado con el jeque  cuando nos dicen que estamos invitados a comer en casa de otro vecino, sorprendentemente tengo apetito y es que hay hambre atrasada.
Nos sentamos en un salón alfombrado, junto con nosotros el anfitrión y algunos paisanos de edad respetable, posiblemente de la mía, no hay sillas y en medio hay una mesa baja con té, café, leche de camella, agua y zumos, nos sirven los críos de la casa y algún joven. Para indicar que ya tenemos suficiente después de vaciar la taza o el vaso hay que sacudírlo como una campanilla. Después de este aperitivo pasamos a otra sala igualmente alfombrada y sin sillas, en el medio una enorme bandeja de arroz con pollo, posiblemente el equivalente a lo que hemos comido durante los seis días de marcha desde Shisr, tampoco hay platos ni cubiertos ni vasos, de cerveza, vino o jamón mejor ni hablamos, el profeta era muy puntilloso con esas cosas
Cuando uno acaba y sin dar ninguna explicación, pasa al baño a lavarse las manos y vuelve a la habitación de los aperitivos donde ahora tendrá lugar la sobremesa. Mientras tomamos café, té o un zumo, pasan con un incensiario encendido para ahumarte el rostro y con un frasco de perfume para perfumarte la mano. He vuelto a comer desmesuradamente pero no ne siento lleno.
Volvemos a nuestro alojamiento, seguimos sin poder ducharnos. A las cinco comienza la representación de nuestro recibimiento. Nos vestimos con la ropa que traíamos la que llevamos puesta sin poder lavarla desde hace seis días, nos llevan en coche a una duna que está a doscientos metros del pueblo, allí nos están esperando los de la tele.
Escena primera
Estamos descansando y nos ve un paisano que por allí pasaba pastoreando su camellos, diré que los beduinos del siglo XXI pastorean conduciendo sus "todo terrenos" sin bajarse y a golpe de claxon, nos presentamos, habla con Mohamed nuestro camellero y nos invita a ir a su pueblo que aunque le tenemos a la vista en está ficción dice que está a veinte kilómetros.
Escena segunda
Alineados nos recibe la casi totalidad de los varones del pueblo, unos treinta y cinco. Pegan un par de tiros al aire y saludamos a todos y cada uno.
Escena tercera
Nos acompañan a abrevar a los camellos, de espaldas a las cámaras los más jóvenes nos hacen fotos y nos piden que posemos con ellos. Luego llevamos a los camellos al cercado donde tienen los suyos.
Escena cuarta
Nos acompañan a nuestro alojamiento
Escena sin cámaras
Me doy una merecida ducha y lavo la ropa.
El jeque da una fiesta en nuestro honor
No hay mucho tiempo nos vestimos decentemente, Siwoo y yo nos colocamos los turbantes, Youngho se ha comprado una "Distasha" la prenda local.
A las ocho volvemos a la casa del jeque, en su patio delantero a mano derecha un amplio espacio alfombra y descubierto con cojines alrededor y un par de mesas bajas con los aperitivos; frutas, dulces y las bebidas, no vale la pena ofenderles pidiendo una cervecita fría que es lo que te está pidiendo el cuerpo, a la izquierda una superficie equivalente igualmente alfombra pero cubierta con una "jaima"
Nos sentamos a la derecha con la práctica totalidad de los varones del pueblo, los mismos que saludamos hace un par de horas.
Entre ellos hay algunos que no visten de manera tradicional, son el director de la escuela y los profesores todos egipcios, doce para los trece alumnos de la escuela, lo he escrito bien no me he equivocado.
En un momento dado pasamos al lado cubierto donde han puesto en el suelo dos enormes bandejas con arroz y las cabras que han matado, basta contar las cabezas que están en medio para saber cuantas. No hay sillas ni cubiertos ni platos ni servilletas pero sí hambre afortunadamente.
Cuando acabas te levantas te lavas las manos y vuelves al otro lado, otro comensal ocupara el sitio que has dejado alrededor de la bandeja.
Un grupo de hombres alineados canta una animada letania frente a ellos otro grupo les responde o canta lo mismo. Después de este número un joven nos canta una canción tradicional que me recordó a las que cantan los ravelistas en Cantabria. Después y con la música del equipo de un todo terreno aparcado al lado se animan a bailar de dos en dos con sus varas de camellero dando saltos alrededor de las mesas, nos animan a que salgamos y lo hacemos. Lo embriagador que puede ser un estómago lleno y agradecido de otro modo no me explicó como salí a dar saltitos sin una gota de alcohol en mi cuerpo desde hacia quince días. Los de la tele estaban rodando, posiblemente el fin de mi prometedora carrera artística
Visión obligada
"Bienvenido Mister Marshall" y "Plácido"
Música
Americanos "Bienvenido Mister Marshall"

1 comentario:

  1. Varias obviedades:

    Ese camello tiene pinta de terco.
    La cabra cuchufrita no tiene muy buena pinta.
    Da más miedo el cuchillo curvo que lleva ese tipo al cinto que el fusil de asalto del otro.
    Se te está poniendo cara de sufí.
    Estoy deseando ver ese documental.

    Buena suerte, Cholo.

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