miércoles, 27 de febrero de 2013

Al filo

25 Febrero
(Lo siento, esto me ha quedado largo)
Un océano de dunas, un auténtico dédalo por el que hay que andar arriba y abajo buscando el mejor camino, hay que evitar las pendientes pronunciadas y no es fácil, a menudo después de una suave subida y tras una arista puede haber una caída casi vertical de más de veinte metros, divertidas para nosotros pero imposibles para los camellos. Auténticas montañas de arena por las que avanzamos despacio.
Un cámara, Kim, nos acompaña. Por las dunas no hay acceso para los vehículos y durante dos jornadas seremos autónomos.
Poco antes de anochecer Youngho nos dice que ha habido un error y que solo nos queda una botella para cada uno, el punto de encuentro y abastecimiento está a cincuenta kilómetros, lo normal es una botella cada diez kilómetros, las cuentas no me salen y empiezo a ahorrar el agua que tengo.
Acampamos ya de noche y prefiero no pensar en lo que puede pasar mañana. Hoy hemos hecho veintisiete kilómetros subiendo y bajando dunas.
26 Febrero
Me despierto desayuno y me lavo los dientes sin pasta para poder tragarme el agua después de enjuagarme la boca, me va a hacer falta todo el agua.
Comenzamos subiendo. Siempre llevo el agua a mano pero esta vez ha preferido dejarla dentro de mochila y comienzo a hacer cálculos para ir administrándola.
Me parece imposible y se lo comentó a Youngho, me dice que ha hablado con Obadi y que podían acercarse, sólo habrá que andar veintisiete kilómetros y según él lo ve posible. A mí me sigue pareciendo una quimera.
Después de la primera duna una llanura, comienzo a tener sed. Al final de la llanura daré un trago de agua antes de franquear la duna que nos llevará a la siguiente llanura. La boca seca, los pequeños tragos alivian durante un breve instante y comienza una lenta agonía; Youngho se  ha dado cuenta que voy mal, yo sigo sus paso para no tener que pensar que camino es mejor, no puedo concentrarme, me esfuerzo en racionar mi agua y hay momentos en los que creo que me voy a colapsar y desmayar. No sueño con agua ni con un líquido en concreto pienso en abundante líquido en vasos rebosando líquido.
A la hora de más calor paramos, yo me dejó caer y mis compañeros montan el toldo para tener algo de sombra, cuando acaban me despiertan y me arrastro dentro. Abdula el camellero nos da algo del agua que tiene, él va perfectamente y le agobia el en ritmo lento que llevamos. Después de un largo descanso otra llanura otra duna y en la siguiente llanura veo rodadas de todo terreno por el suelo eso quiere decir que hasta ahí podría acercarse el vehículo con agua, se lo comentó a Youngho e intentan llamar con el teléfono vía satélite, no hay respuesta, hay que seguir, en teoría sólo quedan siete kilómetros, una larguísima hora y media. Acabamos la llanura, atravesamos la duna y súbitamente Abdula echa a correr gritando el nombre de Obadi, ha oído un coche, es Obadi con agua. El primer litro y medio lo absorbo como una esponja e inmediatamente recupero el ánimo. Los kilómetros que aún hay que andar hasta el punto previsto para acampar los hago sin dificultad.
En un entorno como este los errores se pueden pagar caro.
ENLACES
Deshidratación
Lectura no recomendada
Annapurna primer ochomil
Música
I will survive "Gloria Gaynor"

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